sábado, 25 de junio de 2011

Biomecanica y anatomía funcional del codo.

Anatomía del codo

Es la articulación intermedia del miembro superior, al realizar la unión del brazo y antebrazo, permite desplazar mas o menos lejos del cuerpo la extremidad activa: la mano.






La articulación del codo es de tipo trocoide-troclear-condílea y se encuentra formada por articulaciones ubicadas en diversas estructuras oseas, tales como el cubito, el humero y el radio. la articulación cubito-humeral es una articulación de tipo bisagra (troclea). la articulación radio-cubital y radio-humeral permiten rotación axial, en relación con una articulación trocoide.





Estas articulación tienen elementos estabilizadores denominados ligamentos.


- Ligamento colateral cubital 
- Ligamento colateral radial 
- Ligamento posterior 
- Ligamento anterior 
- Ligamento anular




Capsula articular.





La cápsula articular es débil por delante y por detrás,                        
pero está reforzada a cada lado por los ligamentos colaterales.








Nervios.







Músculos.




Movilidad

El movimiento de flexo-extensión del codo se realiza a través de un eje que pasa por el centro de la tróclea y del capitellum, y que esta rotado internamente unos 5º respecto al plano de los epicóndilos. Es importante reproducir este centro de rotación al implantar una artroplastia de recubrimiento no constreñida, así como para optimizar la fuerzadel codo tras la prótesis.
Existe un movimiento de rotación axial del ante-brazo con la flexión del codo que se inicia con cierto grado de rotación interna y finaliza con la rotación externa del mismo . El radio también migra proximalmente con la pronación y distalmente con la supinación. Este hecho, junto con la disposición anatómica del extremo proximal del radio con una angulación de 15º, es difícil de reproducir en los diseños prostéticos, desencadenando con frecuencia limitaciones de la prono-supinación. La utilización de implantes de cabeza radial ha demostrado también ser causa de un incremento en las líneas radiolúcidas humerales y cubitales.

      El codo tiene un valgo cercano a los 15º, que es evidente en extensión y se corrige con la flexión. El valgo fisiológico se reproduce en todos los diseños de implantes de codo mediante la angulación de los componentes cubital, humeral o ambos, y esta característica es de vital importancia para un buen balance de los ligamentos colaterales en las artroplastias no constreñidas.

Todos estos aspectos complejos sobre labiomecánica y anatomía del codo tienen implicaciones clínicas evidentes. Así, los implantes semiconstreñidos tienen en cuenta no sólo los movimientos de flexo-extensión, sino también la variación varo-valgo y la rotación axial del antebrazo,todo ello para reproducir la biomecánica normal de la articulación. Es importante señalar que para las actividades de la vida diaria es suficiente con-seguir una movilidad de 30º-130º de flexo-extensión y de 50º-50º de prono-supinación.


Estabilidad

El codo es una de las articulaciones más congruentes y estables. Su estabilidad se basa de forma igual en las estructuras óseas y capsulo ligamentosas. La estabilidad frente al valgo la ofrecen el ligamento colateral medial y de forma secundaria la cabeza radial. Este ligamento tiene que ser preservado o reconstruido cuando se utilice una prótesis no constreñida. Mientras que el ligamento medial no se origina en el eje de flexo-extensión del codo, y por tanto su tensión es diferente en cada una de sus porciones según la posición del codo, el ligamento lateral se inserta proximálmente en el centro de rotación y por  tanto no sufre modificaciones de tensión en la flexo-extensión.
estabilizadores frente al valgo y el desplazamiento posterolateral respectivamente (Fig. 2). 
El haz anterior del ligamento medial y la porción cubital del ligamento externo son los principales debido a que los implantes no constreñidos basan su estabilidad en la integridad de los ligamentos, es funda- mental una buena reparación de los mismos. En los implantes semiconstreñidos los ligamentos no son necesarios y, de hecho, se sacrifican para incrementar movilidad. La ausencia de ligamentos hace que exista la preocupación con este tipo de implantes de si la interfazhueso-cemento será ca- paz de absorber las fuerzas de varo-valgo o rotatorias. Biomecánicamente, en los implantes semicontreñidos se ha demostrado que las partes blandas absorben las fuerzas de los movimientos extremos antes de que se transmitan a la interfaz hueso-cemento a través del ensamblaje articular. La ausencia de altos índices de aflojamiento con estos implantes apoyan esta conclusión.

Fuerzas.

Estudios electromiográficos han demostrado que los músculos que atraviesan la articulación del codo tienen un efecto estabilizador evidente. El efecto dinámico neto de los flexores y extensores del codo es desplazar posteriormente el antebrazo respecto al húmero en 90º de flexión. Esta es la razón por la que los implantes no constreñidos muestran inestabilidad en esa posición. Las fuerzas que atraviesan la articulación del codo dependen de la eficacia muscular, que es más evidente en flexión que en extensión. La resultante de la fuerza que atraviesa el codo en situación de carga puede llegar a tres veces el peso corporal, llevando una dirección posterior cuando el codo esta en una posición de relativa flexión. Esta circunstancia explica la apariencia clásica del afloja- miento de los implantes constreñidos, con la punta del componente humeral desplazada hacia delante y la porción distal del componente desplazada posteriormente (Fig.3).



Figura 1. Artroplastia semiconstreñida de Coonrad-Morrey. El valgo fisiológico se aprecia claramente en el componente cubital. Ambos componentes se articulan con un mecanismo de bisagra que permite cierta movilidad axial y varo-valgo



Figura 2. Complejo ligamentoso interno (A) y externo (B) del codo. El haz anterior medial (AMCL) y el haz externo cubital (LUCL) son los principales estabilizadores. Figura 3. Patrón de aflojamiento clásico de las artroplastias completamente constreñidas.


Figura 4. Artroplastia semiconstreñida implantada en una enferma de 73 años que sufrió una fractura conminuta supraintercondílea de húmero distal. Figura 5. Luxación de prótesis no constreñida.





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